Un día aburrido en la fantabulosa vida de Scribbles

«Off rol»

En fin, ya iba siendo hora de que crease un tema de rol, ¿no? Teniendo en cuenta que el motivo por el que estoy aquí es el rol y todo eso :I

Esta vez no tengo mucho que poner en esta sección, aunque posiblemente en roles futuros ponga muchas más cosas.

En fin: La narración será en la letra normal, los diálogos (al menos los míos) irán entre guiones largos ( — ) y estarán escritos en negrita (para diferenciar los diálogos de los demás, estos los pondré con sus respectivos colores) y los pensamientos estarán entre flechitas/guillemets ( «» ) y estarán escritos en itálica o cursiva. Y no, no usaré colores para mis pjs. por si en un futuro se cambia el skin y no se me entiende ná de lo que he escrito xDD

Oh, y en alguna parte del post escondí un [*url]. A ver si lo encontráis ;].

«On rol»

El día, hasta ahora, me había resultado bastante aburrido. Considerablemente aburrido. Terriblemente aburrido, y eso lo decía yo, que originalmente fui un dibujo que estaba atrapado en un cuaderno y que así lo estuvo durante mucho, mucho tiempo. Por lo tanto, podía decir con certeza que el día era aburrido.

¿Y qué mejor cosa que hacer con el aburrimiento que intentar remediarlo?

Por lo que entonces decidí que tendría una pequeña aventura (o, al menos, planeaba que fuese pequeña). Tampoco es que planease luchar contra un tigre a lomos de un dragón, o salvar a un pueblo de un hechicero malvado que echase pestes. Eso podría dejarlo para el futuro, cuando dejase de ser un garabato y me convirtiese en un dibujo hecho y derecho.

Pero aún quedaba bastante tiempo para que eso llegase a ocurrir, por lo que ahora me conformaría con dar un paseo por uno de los bosques que conocía,y quizá subirme a algún árbol y saltar de rama en rama o algo así. En fin, ya vería yo una vez me hallase en el lugar de las aventuras.

Así que justo tras salir de la casa de aquel mago viejo me metí las manos en mi melena y comencé a moverlas, palpando todo lo que residía en ella (pues, como toda persona bien informada o que me conozca sabría, usaba mi pelo como una mujer usa el bolso).

—A ver... a ver... Esto creo que es el lápiz... o algo como el lápiz... ¿Y esto? ... Oh, no, solo es un nudo en el pelo... —Y a continuación tiré del susodicho para intentar desenredarlo, aunque desistí y continué con todo aquello de intentar asegurarme de que lo tenía todo. —A ver, creo que esto era comida... o algo esponjoso... Y esto otro... un trozo arrugado de... ¿papel?

En fin, "satisfecho" por el inventario que había hecho, decidí echarme a los caminos. Bueno, no tanto a los caminos como a acercarme al matorral más cercano y esconderme en él y avanzar sigilosamente de matorral en matorral para abrirme paso al bosque.

Aunque no parezca mucho, era bastante divertido. Y quizá asustase a la gente el ver a una figura literalmente blanca  moverse rápidamente de matorral en matorral. No sería la primera vez que alguien pensase que fuese un fantasma o algo similar. Aunque tampoco le veía mucha similidad, siéndoos sincero.

En fin, eventualmente me abrí paso hasta un bosquecito en las cercanías. una cosa de vegetación exuberante, un lugar tranquilo, un lugar en el que rara vez pasaba algo importante. Un lugar perfecto por el que moverme como si fuese... bueno, un animal grande que cazaba a su presa: Con sigilo, caminando con cuidado e intentando no hacer ruido.

Y evitando que las hojas y las ramas se me enredasen en el pelo.

Y aunque quise evitarlo, fue inevitable el intentar evitar que algo no se enredase en mi cabellera. En fin, no sé si fue una hoja o una rama o una ardilla o algún animal, pero tuve que agitar mi cabeza vigorosamente para sacar el objeto intruso. Y también para hacer que saliesen despedidos el lápiz - tan largo como ancha mi cabeza -, una cosa esponjosa, una bola arrugada de papel y una canica. Como no, como todo niño pequeño, primero fui a socorrer a mi preciosidad, a mi tesoro, a la bola de colorines, y fue lo primero que volví a introducir en mi cabellera.

Y luego las demás cosas como el lápiz, la cosa esponjosa aquella y la bola de papel, que no me molesté en comprobar qué era. En fin, mi viaje para recoger todas mis posesiones, acabé a los pies de un árbol lleno de ramas y huecos y recovecos, y pensé que era un árbol óptimo para escalar.

Así que, bueno, lo escalé. Metí un pie en el recoveco, enredé mi manga con una rama, casi me caigo siete veces y quedé suspendido del aire colgando de mi pelo. Pero lo escalé. Eso es lo que cuenta. Así que esta vez no sacudí mi cabeza, ya que estaba bastante arriba, sino que manualmente saqué casi cada hoja y casi cada rama de mi cabello, antes de comenzar a viajar por las ramas de los árboles.

Creo que le di un susto bastante grande a una ardilla o dos al caminar por las ramas, o gateando, o intentando no caerme, todas eran válidas. Pero bueno, como era patoso, varias veces me desequilibré y me salvé por pura potra, por mi pelo, o porque simplemente me había agarrado a la rama lo suficientemente rápido.

Y una de esas veces escuché un ruido tras mi desequilibrio, por lo que avanzando por la rama como una oruga, me acerqué al fin, y miré a través del follaje, apartando unas hojas para ver mejor.

«Off rol»

Nah, no me asustasteis, pero tengo vida fuera del foro y eso (?)

haha.

Qué digo, vida fuera del foro :_D Pero en serio, estoy en época de exámenes xD

«On rol»

No se trataba de nada más que un gato. Un gato y un pajarito que salió volando al asomar yo mi cabezota. Lo que no esperaba es que el gato ese me hablase, que me preguntase quién era y me mirase con desconfianza. He de reconocer que di un brinco y solté las hojas que estaba apartando, pero eventualmente volví a asomarme para ver de nuevo al gato negro de ojos rojos.

Iba a responder la pregunta de la curiosa criatura, pero entonces se oyó un fuerte ¡PUM! y el árbol entero vibró y se sacudió e hizo que perdiese el equilibrio. Me tambaleé por la rama un momento hasta agarrarme a ella como una oruga a un palito de madera, esperando no caerme.

Y no lo vi, pero el gato aquel desapareció y bajo el árbol, junto a la cosa que se chocó contra el árbol e hizo que me tambalease. Asomé la cabeza, nuevamente, entre el follaje, y entrecerré los ojos en signo de desconfianza, pero me resultó imposible no abrirlos al ver aquella criatura antediluviana, algo como una pantera con alas de murciélago, gruñendo a una cosa parecida a una mujer pero también parecida a un can. Esta bajó las orejas cuando el lindo minino aquel le gruñó, y se presentó.

Se presentó como Mafis y bombardeó al gato aquel que ya no era gato con preguntas antes bombardearme a mi con preguntas, y posteriormente distraerse con una mariposa que pasaba por el lugar. Apreté los labios y fruncí el ceño mientras observaba la escena preguntándome si la chica sabía que se encontraba frente a un gato gigante con alas de murciélago y de mal humor, o si estaba perdida en su mundo cazando mariposas.

Y aquella cosa parecida a un gato cruzado con un murciélago tomó la forma de un pajarraco en llamas (al menos eso parecía para mi mente infantil) y en mitad del aire se transforma en un zorro que, aunque no en llamas, tenía un colorido similar al del pájaro, y cae sobre la loba o lo que fuere esa mujer.

Y... bueno, se quedaron parloteando un rato, la señorita Mafis bombardeando a la gata-murciélago-ave-zorro con preguntas, y luego sacó la lengua para... bueno, tampoco es que pudiese ver todo lo que hacía desde la seguridad de mi refugio arbóreo.

Bueno, la gata-murciélago-ave-zorro-cualquier otra cosa que fuese se transformó nuevamente, y esta vez tomó una forma humanoide, una chica con cabellos oscuros y ropa informal. Aún miraba a las dos señoritas con desconfianza enroscado alrededor de la rama, pero eventualmente decidí volver a levantarme y continuar con mi travesía por las copas de los árboles.

Como es de esperar, no continué con mi travesía por las copas de los árboles.

De pronto, de la nada, apareció algo como un pincel o cualquier otra parafernalia de pintor, y esa cosa pintó una gran X en el tronco y casi me cubría a mi de pintura. ¿Os lo imagináis? ¡¿Qué sería de mi, oh infeliz, si me manchaba de pintura?! Al fin de al cabo pasé mis primeros días como un dibujo, ¿quién sabe si los borradores de los lápices me harían daño, o si me dibujasen por encima se cambiaría mi cuerpo irremediablemente?

En fin, entre esto y un gran temblor, me desequilibré y me caí de la rama. Bueno, el caerme es relativo, pues mi pelo, siendo mi salvación, se enredó entre unas cuantas ramas. Sin embargo, eso no evitó un griterío.

—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!! —Solté un fuerte grito con los ojos cerrados, pataleando y golpeando el aire. —¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAaaaaaah...!  Ouch. —Eventualmente abrí los ojos y vi que, en realidad, estaba colgando. Me tranquilicé y solté un suspiro, y me quedé mirando tanto a la señora loba como a la cambiaformas. —Eh... bueno... ¿Me tengo que bajar yo solo o alguna tiene una mínima intención de ayudarme?

La muchacha-gata-murciélago-pájaro-zorra volvió a tomar una forma bestial, esta vez la del gato-murciélago, y le gritó unas cuantas palabras encolerizadas a una persona que decía que se presentó aquí para secuestrarnos en su reino y usarnos como comidas para sus bestias y sus siervos.

Y la otra persona se encolerizó a causa de la intervención de la cambiaformas y dijo que nos succionaría las almas. La cambiaformas volvió a tomar la forma de pajarraco en llamas y echó a volar siendo perseguida por una masa indescriptible de sombras.

Yo estaba ahí, tranquilito, colgando del árbol de mi pelo, pensando en mis cosas. ¿Qué había hecho para merecerme esto? ¿Sabré bien? Y lo más importante de todo: ¿Acaso tengo alma? Me crucé de brazos mientras me hacía esas preguntas, y me cruzaría también de piernas si estuviese sentado y no, bueno, ya sabéis. Colgando de la espléndida cabellera en la que guardaba todas mis cosas.

Pero ya notaba que me estaba doliendo un poco la cabeza de estar colgando, así que metí mis manos en mi cabellera y tanteé hasta sacar el lápiz, tan largo como ancha mi cabeza y tan grueso como mi cuello. Lo tomé por la parte de la punta, y golpeé las ramas varias veces intentando romperlas o deshilachar mi pelo. Y luego tomé el lápiz y lo ensarté varias veces en mi cabellera para intentar desengancharla de las ramas, y repetí el proceso hasta que de repente una de las ramas se rompió con un potente ¡CRASH! y me caí de aquel lugar tan alto.

—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA- ouch. Ouch. ¡Ouch, mi trasero!—No tuve suficiente tiempo para acabar el grito cuando caí y acabé sentado, aunque de manera tonta y dolorosa, sobre mi trasero. Entonces tiré y tiré del trozo de rama pero no conseguía quitarlo.

Mientras tanto, las sombras se cernían a mi alrededor. Eventualmente me di cuenta de las sombras que se aproximaban a mi. ¿Cual fue mi reacción? Claramente, agité mi cabeza hacia delante y hacia atrás para intentar espantar a la mole de sombras. Quizá no llegase a espantarla, pero de algún modo la rama esa se enganchó o fue tomada y de tanto tirar y tirar me arrancó la rama, y se llevó algún que otro bucle, pero se llevó la rama de cualquier modo.

Y bueno, de tanto tirar y tirar me caí, otra vez de culo, encima de la masa esa oscura. Sin embargo, intentó esparcirse por mi cuerpo, pero simplemente no lo hizo. Supongo que no tengo alma.

El robot gigante, al parecer, tenía algo de interés por asustarme. Bien antes con la pintura que casi me hace caerme, y eventualmente caerme, del árbol, y ahora que avanzaba amenazó con aplastarme, convertirme en un cuasi-semi-ex-bosquejo. Pero eventualmente paró.

Aquella mujer loba se acercó a mi, eventualmente, tras estar unos segundos, quizá hasta un minuto, sin hacer nada interesante, decidió venir a mis inmediaciones, pero eventualmente se acercó al otro individuo, y, como era de esperar, bombardeando al señor que invocaba sombras de preguntas: ¿Qué era? ¿Por qué se parecía tanto al tío abuelo Boris? Y más preguntas sobre el tío abuelo.

—¡Deja al tío abuelo Boris! ¡No es el momento de hablar del tío abuelo Boris! ¡¿No ves que tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos que el tío abuelo Boris?! —Le pregunté, un tanto exasperado, gesticulando de manera excesiva moviendo mis manos a ambos lados.

Pero mi excesiva pero expresiva gesticulación se vio interrumpida por un intenso foco de luz que iluminó los alrededores. Y también me sobresaltó, pues al fin de al cabo uno conjuró oscuridad y otro la rompe de improvisto. ¿Qué hice? Obviamente lo que cualquier dibujo sensato haría: Me escondí tras una cosa feroz (en este caso, Amber) y me agarré a una de sus piernas.

Y va la tía y cambia de forma y salta. Quizá fue porque me agarré a última hora y no tuvo oportunidad de agitar la pierna para lanzarme lejos, o contra un árbol o hacia arriba o contra la cara del señor oscuro. En fin, lo que hizo fue saltar por los árboles hacia el robot deforestador, y atravesó el cristal de lo que parecía ser la cabina de control.

—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!— Esta vez el infernal grito mío, estridente y quiebraoídos, se vio interrumpido por un fuerte ¡CRASH! del cristal, a causa del hecho de que un guepardo que tenía un dibujo enganchado a una pierna lo atravesase.

Bien, yo en ese momento me solté de la pierna de Amber y salí volando en una dirección no descrita: Mientras que ella acabó encima del individuo que parecía ser el que controlaba el robot, el que casi me pintó y que parecía querer devolverme a un plano bidimensional, yo rodé un poco por el suelo, a una distancia segura del hombre raro y la señora que ahora aprendí que era vampiresa y las manos robots con herramientas y todo aquello.

Me incorporé y sacudí mi cabeza, un tanto confuso por el viaje y por el cristal y por las volteretas tanto aéreas como terrestres. Vi a los señores hablando y a la señorita vampiresa gritándole histérica al señor que estaba en albornoz, aunque tampoco entendía por qué. Ya sabéis lo que tienen los golpes a la cabeza, que te dejan un tanto tonto.

Lo que sí le escuché decir es el hecho de que las sombras no le harían nada a Amber, al no tener alma. Entonces sospeché que yo también estaría seguro y que podría haber evitado el salto y el grito y el cristal roto, que espero no ser el que lo pague. Pero, en fin, estaba aquí por dos motivos: El que no quería reconocer -que la luz me asustó y me escondí tras Amber y por eso me llevó consigo- y el que sí quería reconocer -que no quería ser un manchón de tinta en el suelo-.

La versión resumida es que pasó mucho.

La no-tan-resumida es bastante más larga. Básicamente la señora pájara-gata-murciélaga-tigresa-y-todo-lo-demás le dio un zarpazo en la cara a uno de los otros dos señores raros que había. Y mientras yo los miraba, uno de aquellos señores (que creo que iba en bata) se me quedó mirando mientras unas luces de colores giraban a mi alrededor. Yo, como no, como a todo lo de color, lo miré con desconfianza. Y sonrió de mala manera y mencionó una máquina creabots o algo así.

Las luces comenzaron a golpearme, y yo, claramente ofendido ante tamaña injuria, comencé a golpearlas con mi lápiz. Sin embargo, las luces esta vez tenían manos y unas me agarraron el lápiz y yo intenté quitárselo y ellas intentaron quitármelo y ocurrió el caos. Claramente, era de esperar, que el universo parecía tener algo en contra mía y mi deseo de dar paseos tranquilos.

En fin, la máquina esa rara que había detrás de mi comenzó a moverme y soltar chispas y yo claramente entré en pánico y solté el lápiz, e intenté correr, aunque una de las manos me pilló por el pelo y por mucho que corriese no me movía ni un centímetro. Y la sala quedó iluminada con una bonita luz blanca cegadora que quitó, durante un instante, cualquier color a cada figura que por ahí había. Pero en fin, eso no impidió que siguiese intentando corretear.

Al extinguirse esa luz cegadora giré la cabeza pero no dejé de correr, y vi una copia mía hecha de metal, con una cámara en la cabeza y en vez de manos las dos partes de un lápiz. Y solo decía "BORRAR". Lo cual, obviamente, no ayudó en el hecho de tranquilizarme. Borró una puerta y disparó canicas por la boca.

Y entonces otro individuo adoptó la forma de Screebot y luchó contra mi copia de hojalata y mientras tanto Amber saltó por la ventana y yo seguía colgado de los brazos, pues tanto corretear había hecho que, como no, se me enganchase el pelo entre los dedos del robot, quedándome ahí colgado como quien no quiere la cosa. Intenté alcanzar el lápiz, pero, claramente, no lo conseguí.

Mientras tanto, parecía que Shadow estaba venciendo al Scree-bot. Disparó un lápiz, de tal manera que desarmase a Shadow de lápiz y goma, y la goma voló en mi dirección. Grité y comencé patalear y a mover los brazos para salir de su trayectoria, y tuve suerte, pues lo hice. Borró el brazo del robot, pero no la mano, aunque al final conseguí caer al suelo y librarme del yugo de la opresión que ejercía el brazo sobre mi. Así que me levanté, con la mano en mi cabello y una cara de pocos amigos, y cogí mi lápiz, y me asomé a una de las ventanas del robot, para ver si había alguna manera de bajar en la que no me quedase como una mancha de tinta en el suelo.

—¡¿Sabe alguien dónde hay algunas escaleras o algo?! —Pregunté a la gente del exterior.